Uno de los problemas que tuve desde muy chico, demasiado evidente, era el de no tener la facilidad de relacionarme con los demás, es algo que carecía y que hasta el día de hoy sigo sufriendo.

¿La causa de esto? Ser homosexual. Toda mi infancia viví con el miedo de ser rechazado, con el miedo de que nadie me quiera por lo que era. Este miedo surgió por muchos motivos, uno de ellos era escuchar insultos en la calle o en otros sitios relacionados con la falta de hombría. Era muy frecuente escuchar que un hombre no tiene que expresar dolor o miedo, y cuando lo hace, es marcado como maricón, puto, gay u homosexual. Básicamente expresar lo que sentía iba a ser sinónimo de burla y debilidad.

Por parte de mi familia, en ese momento, tampoco me sentí muy seguro de expresarles lo que era. En su momento lo que recibía sobre el tema por parte de ellos era que las personas homosexuales eran un error, solo con nacer eran un error, algo antinatural.

Por todo esto reprimí mis emociones durante mucho tiempo, tenía el miedo constante de que me descubran y de ser rechazado por todos.

Todo ese tiempo sentí que era dos personas.

Constantemente me decían que sea menos tímido, que hable más, pero vivía con ese miedo. Cada vez me sentía más solo sin saber qué hacer, lloraba a escondidas e incluso no comía por la presión que tenia.

Cansado de esto empece a buscar gente como yo, quería contarle a alguien lo que era, supuse que así podría relacionarme más fácilmente con la gente. Empecé hablando con gente homosexual por redes sociales y aplicaciones para gays. Por primera vez sentí la libertad de decir todo lo que sentía, formé amistades e intercambié experiencias. Conocí personas que con treinta años aún seguían ocultando lo que eran, y a otros que al contarlo su familia los rechazó. También hubo otros que aunque lo contaron su vida no cambió absolutamente en nada, y algunos que nunca lo contaron por que en su caso no era necesario.

Esto después de un tiempo resultó frustrante: con todas estas personas por mucho tiempo lo único que hicimos fue escribirnos, pero nunca fueron parte de mi entorno o de mi vida diaria, nunca las había visto. Nuevamente lo que yo era se volvió un secreto, algo que hacía oculto sin que nadie se entere.

Después de darme cuenta de lo anterior fue cuando me propuse contarle lo que era y lo que sentía a mi familia,  no podía vivir cerrándome incluso con ellos, así que me arme de valor y le escribí un mensaje a mi mamá. Así es, no pude hacerlo en persona. El mensaje fue el siguiente:

“Mamá, te quiero decir algo que siento desde muy chico, algo que nunca lo exprese, siempre lo escondí por miedo a que me rechazaran y me hacia mal. Sabes que siempre me costo relacionarme con todo en mundo y esto es algo muy difícil de contar, por el miedo que tengo a que me vaya peor.

Soy gay y me gustan los hombres desde que soy muy chico, quiero que lo sepas por que sos mi mamá y te tengo mucha confianza, se que me vas a aceptar por que sigo siendo el mismo y se que no me vas a dejar solo nunca. Te pido que no se lo digas a nadie, no me interesa que los demás lo sepan, solo vos y Tobías que son mi familia. Quiero que sepas que conozco a alguien desde hace un tiempo y que lo quiero mucho, sabes que siempre me costo relacionarme con la gente y a el le tengo mucha confianza y quiero que vos también confíes en el y lo conozcas, es muy buena persona y me entiende mucho por que pasamos por las mismas cosas. Quiero tu apoyo por que no tengo a nadie mas a quien contarle esto y creo que la persona indicada sos vos. Te lo digo ahora por que tengo la suficiente confianza para decirte lo que soy y fui siempre, es algo que me cuesta mucho decir y es muy difícil de esconder, es una carga no poder contártelo y ocultártelo. Lo quiero hablar con vos cuando estemos solos, te amo.”

Mi madre lo que hizo fue decirme que ya lo sabía y que siempre iba a apoyarme. Poco tiempo después, con mi madre, se lo contamos a toda mi familia, que al igual que ella me apoyaron. Poco a poco me sentí mas seguro de mí mismo y se lo conté a mis amigos más cercanos, ellos también fueron muy maduros y dijeron que no tenía porqué habérmelo guardado por tanto tiempo.

Me di cuenta que toda mi vida lo único que hice fue reprimirme innecesariamente, a pesar de que las personas digan lo que digan son muy maduras a la hora de entenderte y apoyarte. Siempre va haber personas que te rechacen, pero el que no se tiene que rechazar es uno mismo, ya que por mucho tiempo el que impedía que no haga cosas era yo mismo.

En los comentarios podés compartir tus experiencias o simplemente opinar al respecto.